¿Pronador o supinador?

Una de las diferencias entre los deportes en equipo y los individuales, es que en el caso de los primeros se define a los deportistas según su posición en el terreno de juego. Pero en el caso de los individuales,  la clasificación del deportista depende de la forma en que practica la actividad física, o en la  fuerza que aplica en ello

Por ejemplo, en el ciclismo hay dos tipos de corredores: los escaladores o especialistas en montaña (escaladores), y los esprinter, aquellos que son especialmente fuertes justo antes de llegar a meta.

En el tenis hay dos tipos de jugadores: los de juego agresivo o pegadores, y los defensivos o pasabolas.  En atletismo se diferencia entre velocistas o corredores  de corta distancia,  y los corredores de fondo o medio fondo, especialmente aptos en  carreras largas.

 Y ahora, a esta lista de características  especiales para calificar a  los deportistas, hay que sumar otra novedosa clasificación según la pisada:  pronador o supinador. Esta cuestión afecta especialmente a quienes practican running, aunque en realidad todos pronan y supinan en determinados momentos de la marcha. Veamos pues en qué consiste la diferencia.

Cuestión de la pisada

El gesto de caminar lo compone la pisada, que consta de diferentes fases en las que se supina y prona de manera natural.  Dentro del proceso existen una serie de grados concretos  que grados concretos. Si nos centramos en los corredores,  para entender en qué consisten estos grados o clasificación, hay que saber que la zancada del corredor está compuesta por cuatro fases: la “rocker 1”, “rocker 2”, “rocker 3” y “rocker 4”

La primera de ella, la rocker 1, es la que corresponde a la fase de apoyo inicial, cuando se produce la toma de contacto del talón con el suelo, lo que representa el 10% de la marcha. A continuación le llega el turno a la rocker 2, cuando la planta del pie al completo toma contacto con el suelo: este es el punto que diferencia a un corredor pronador  del supinador. Esto sucede porque a partir de ahí se puede pronar moderadamente el antepié con respecto al talón, tal y como sería deseable. Pero en algunos casos, se prona en exceso, lo cual favorece la  aparición de algunas lesiones, como la fascitis  plantar o el espolón calcáneo.

Pero también puede ocurrir lo contrario: pronar tan ligeramente que se pierde la fuerza de despegue aportada por el dedo gordo, pudiendo aparecer lesiones en el lateral del pie y perdiendo potencia de salto y avance.

Equilibrio entre apoyo y despegue

Llegándole el turno a la rocker 3 llegamos a la fase de despegue: el pie se apoya únicamente sobre las cabezas de los huesos metatarsianos, preparándose para el siguiente ciclo de marcha. En la fase rocker 4 es cuando se produce el balanceo durante el cual el pie está en el aire antes de volver a tomar apoyo.

Este ciclo descrito de la marcha puede verse alterado por varios motivos, lo que provocan diferentes trastornos dolorosos en el pie. El más común es la tirantez aumentada de la musculatura de la parte posterior de la pierna. Para prevenirlo, podemos preparar los músculos de la zona con estiramientos controlados, así como usar zapatillas customizadas específicas.

En otras palabras, seas pronador o supinador, siendo consciente de en qué consisten estas fases y tomando medidas para prevenir y aliviar los síntomas, nada detendrá tu marcha. 

En su segunda juventud ha descubierto la pasión de escribir. Cuando no se pierde entre fantasías futuristas y pesadillas infernales se dedica a divagar sobre cualquier tema que llame su atención. ¡Todo lo parece interesante! Y es que un escritor puede encontrar la inspiración en las fuentes más inesperadas...